miércoles, 12 de enero de 2011

Orwell, Assange y el futuro del periodismo

*Por Alberto Puig. Licenciado en Periodismo por la Universidad Ramon Llull y guionista.

La aparición de Wikileaks en el panorama periodístico mundial no es sólo relevante por la extraordinaria información que ha hecho pública, lo es también porque representa un test crucial para predecir el futuro del periodismo.

Sin duda, la detención de su fundador, Julian Assange, no es un buen augurio. Por ejemplo, momentos antes de que empezara el juicio en Londres contra él para decidir su extradición a Suecia, Assange denunciaba una campaña de Estados Unidos contra él y sus seguidores.


Según el periodista australiano, las acusaciones de violación son un invento para acabar con él, y en consecuencia con Wikileaks. Además, tienen intervenidas sus cuentas de Twitter, así como las de sus colaboradores. Uno de ellos, un joven analista lleva 230 días encarcelado en Virginia. Hace poco más de un mes, gracias a las presiones políticas de los congresistas norteamericanos a las empresas tecnológicas, Wikileaks se quedó sin su principal vía de financiación, condenándola prácticamente a la muerte.   

"Es una situación Orwelliana”. Así es como Assange definía su arresto domiciliario en una zona rural de Inglaterra. Si Sir Peter Blair levantara la cabeza le daría toda la razón. ¿No es orwelliano que Estados Unidos, el oficialmente adalid de la libertad de prensa, ataque un medio de comunicación libre e independiente?. El paralelismo con el Ministerio de la Paz que se dedicaba a hacer la guerra en la cada vez más visionaria “1984” es preocupante. Y que de repente se acuse al director de un medio molesto para Estados Unidos de violación es tan chapucero que ni siquiera se le puede calificar como orwelliano.
orwel Pese a su situación, Assange asegura que "pase lo que pase" seguirán. Ojalá sea así, porque significará que la libertad de expresión tiene buena salud, augurando un futuro prometedor. En caso contrario, se presenta un futuro inquietante donde la creciente concentración de medios acabará monopolizando una verdad manufacturada. En otras palabras, volveríamos a "1984".

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