Miguel Noya Arnaiz. Licenciado en periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y periodista en Antena 3 Canarias.
Antes, el periodista contactaba con sus fuentes, salía a la calle a buscar noticias, las contrastaba, buscaba su titular, daba forma a su artículo y lo dejaba listo para su consumo por el público. Hoy esa rutina se ha quedado corta. Ahora, además, hay que salpicar todo eso con rápidos avances en internet que nos permitan estar a la altura de la dura competencia en ese campo de batalla informativo que es la Red. En el encarnizado combate por la audiencia, más de una vez, la víctima colateral es la calidad. Y la munición: las prisas. Con la entrada de la redacción digital en los medios convencionales, el ansia por publicar antes que el otro con la velocidad que permite la red ha convertido la actualidad en un campo minado en el que colgar en la página web un "urgente" o un "flash" puede dar al traste con la credibilidad del medio que lo publica. Las prisas por dar la noticia en primicia llevan en ocasiones a no contrastar la información y, a veces, a tener que retirar el avance al poco tiempo de la forma más discreta posible.
Internet no ha venido a traernos la interactividad, que ya existía vía cartas al director o llamadas a programas de radio o televisión, pero sí le ha dado una dimensión desconocida hasta ahora. Ha transformado por completo la forma de conocer lo que interesa al público. Ha convertido a éste en veloz suministrador de informaciones, pero en esencia, nada ha cambiado. Las noticias, las imágenes enviadas por un telespectador o colgadas en Youtube siguen necesitando una verificación. Y eso sigue siendo trabajo de los periodistas. En los medios que se han tomado en serio su presencia en internet, se ha dedicado personal y recursos a cultivar esa presencia. En ellos los periodistas polivalentes se complementan con un buen equipo que coordine y vigile lo que se publica en la web. En los que no se lo toman en serio, se ha cargado a los periodistas con más trabajo en el mismo tiempo y por el mismo precio. Si se quiere mantener intacta la calidad de las informaciones al integrar las redacciones digitales la palabra clave sigue siendo inversión. Sólo así se podrá sacar auténtico partido a una herramienta que aún tiene que abrir muchas posibilidades al periodismo en el futuro.
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